Sunday, November 22, 2009

Papelucho tenía razón


Sin exagerar, hace años que no escribía en este blog. Pero como lo que no fue en tu año no dejó daño, a veces es bueno retomar viejas costumbres. La vida sí que ha cambiado, aunque en apariencia es la misma. Algunos se han casado -nadie se ha divorciado todavía-, otros tienen sus casas, otros viven atormentados con sus fantasmas, otros no saben qué hacer... y yo, sigo respirando porque es parte fundamental de vivir. Una noche soñé muchas cosas: que ganaba un premio, que creaba una serie de televisión adolescente, que hacía un magister que tenía que ver con papas. Fue una noche extraña, pero era feliz. Ya despierta descubrí que mis ideas no eran tan geniales como parecían en el sueño. ¡Por qué siempre en los sueños las cosas son tan extremas!. Uno es extremadamente feliz o extremadamente miserable. Alguien me dijo un día que "cuando uno sueña con una persona, al otro día parece que la quieres más". Ese alguien lo leyó en Papelucho. Y papelucho tenía razón. Pero así y todo, los sueños tienen el poder de confundirnos tanto. A veces el mundo onírico se vuelve peligroso. Antes de dormir debería aparecer en nuestro cerebro un anuncio que diga ¡Peligro! o algo así... no hay que caer en esas redes sin tener claro que todo lo que de la imaginación, mezclada con la noche y los deseos pueda salir, no siempre es lo más aconsejable.